sábado, 6 de julio de 2013

El aficionado, enemigo público número uno

Fútbol, aficionados, incidentes y sanciones son términos que a nadie que le guste o siga el deporte rey les sonarán extraños gracias a la mediática difusión de esta morbosa mezcla. Por descontado, a nadie se le escapa que estas sanciones incluyen un carácter económico que, en este caso, beneficia a nuestro pulcro Estado. Pero, ¿qué ha pasado desde hace cuatro años a hoy?.

Navegando por la web del Consejo Superior de Deportes, me encuentro datos que ponen de manifiesto un alarmante afán recaudatorio por parte del Gobierno. Muchas de estas estadísticas, de manera casual, engordan sus cifras a partir (o antes) de 2009, coincidiendo curiosamente con la anunciada inmersión de España en la mayor crisis económica de su historia. Los números están ahí y no engañan. Las arcas de nuestro país están vacías desde hace tiempo y necesitan llenarse sin importar procedencia ni justificación.



¿Cómo explicar entonces el salvaje aumento en 16 partidos de los famosos “de alto riesgo” desde la temporada 2009/10 y la 2011/2012? ¿Tantos ascensos y descensos hay en 3 años de equipos con aficiones sedientas de sangre que coinciden con sus enemigos en la misma categoría? Visto desde fuera, parece una cantidad inflada por aquellos que, a causa de estar tanto tiempo entrando a toda velocidad por los accesos vips de los estadios, piensan que los alrededores de los recintos son recreaciones modernas de Braveheart.

 Todo lo que rodea a este turbio asunto indigna más aún si se tiene en cuenta que el número de encuentros envueltos en incidentes ha decrecido (en 50 entre la 09/10 y la 11/12) pero, sin embargo, las propuestas de sanción han aumentado en casi 300 (desde la 08/09 y la 11/12). Para más inri, las causas catalogadas de “otros motivos” han crecido a buen ritmo, llegando a las 74 incidencias tras pasar por 57 y 34. Sin duda, la respuesta perfecta a cualquier atrevido que ose pedir explicaciones.

Incoherentes y sospechosos números para muchos y normales a ojos de quienes manejan la mortífera guadaña que acribilla a aficionados en nombre de la Comisión Estatal Contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. Uno de esos órganos de nombre ambiguo inventado para colocar al enchufado de turno y de paso recaudar, en estas tres mencionadas temporadas, la friolera de 1.271.317€.

Unas multas que pueden llegar hasta los 60.000€ y 2 años de prohibido acceso a cualquier recinto deportivo. Una bárbara exageración que sirve para dejar patente la falta de equidad de los que manejan el circo, perjudicando a los de siempre, a los que pagamos una entrada ya cara de por sí enriqueciendo sus bolsillos. ¿Por qué se toman “medidas de gracia” con los miembros del monstruo bicéfalo de la Liga en lugar de dar ejemplo con sanciones deportivas y económicas a las que se pueden enfrentar sin problemas? ¿Por qué se absuelve a Vilanova y Mourinho mientras se condena al aficionado? ¿Por qué se perdonan las millonarias deudas de los grandes clubes año tras año con la Hacienda pública y se castiga al que se deja la voz por ellos? ¿Por qué los menos poderosos, los que menos voz y voto tenemos, tenemos que pagar el pato que mataron y torturaron otros? ¿Qué debemos hacer para frenar este rodillo lleno de intereses que parece no tener fin? Cien años de justicia no hacen derecho.

Por lo visto no tienen suficiente con estas “medidas de seguridad” jurídicas,sino que además tenemos que sufrir desde hace mucho una represión amenazante y desproporcionada. Una represión dictatorial que al menos hace que de vez en cuando y solo tras episodios escandalosos se oiga alguna voz rebelde, por supuesto acallada o desautorizada por cualquier institución de peso. Instituciones públicas que, se presupone, se deben a nosotros y que lamentablemente no hacen nada por encontrar responsables. Estos son los casos de hinchas asesinados a manos de los que nos protegen de los malos, como Quemener (PSG, 2006), Sandri (Lazio, 2007) o Cabacas (Athletic, 2012).

 ¿Cuántos inocentes debemos enterrar para que aflojen la soga? ¿A cuántos apasionados se les va a arruinar la vida con impagables correctivos monetarios? Si nunca atravesaste un vomitorio con tu bufanda al cuello dudo que comprendas estas líneas, pero ten claro que si lo haces alguna vez, aunque solo sea una, nada podrá evitar que tú seas el siguiente.

Via: Antonio Mohedano ( elregatedemohedano.blogspot.com.es )